Pbro. Bulmaro Aguila Tecuapacho
La palabra adviento significa venida, advenimiento. Proviene del verbo “venir”. Es utilizada en el lenguaje pagano para indicar el adventus de la divinidad: su venida periódica y su presencia teofánica en el recinto sagrado del templo . En este sentido, la palabra adventus viene a significar “retorno” y “aniversario”. También se utiliza la expresión para designar la entrada triunfal del emperador: Adventus divi. En el lenguaje cristiano primitivo, con la expresión adventus se hace referencia a al ultima venida del Señor, a su vuelta gloriosa y definitiva. Pero en seguida al aparecer las fiestas de navidad y Epifanía, adventus sirvió para significar la venida del Seño en la humildad de nuestra carne . Con la palabra adventus la liturgia se refiere a un tiempo de preparación que precede a la fiesta de Navidad u Epifanía. Es curiosa la definición del adviento que nos ofrece en el siglo IX Amalario de Metz: “Preparatio adventus Domini”. En este texto el autor mantiene el doble sentido de la palabra: venida del Señor y preparación a la venida del Señor .
El adviento nació en Hispania y las Galias a finales del siglo IV como preparación ascética y penitencial a las fiestas de Navidad y al bautismo de adultos, que en las iglesias hispano-galicanas se celebraba el día de la Epifanía, según una costumbre oriental. Según el concilio de Zaragoza del 380, los fieles debían asistir diariamente a las celebraciones eclesiales desde el 17 de diciembre hasta el 6 de enero. Ascesis, oración y reuniones frecuentes constituyeron las originarias características de este tiempo .
En la liturgia romana se introdujo durante el siglo VI un adviento de seis semanas, reducido en tiempos de San Gregorio magno a cuatro, y destinado, según los formularios de la misa y del oficio, a preparar el advenimiento de su mayor esplendor, y de esta manera preparar pata el nacimiento del Señor puesto que es también tiempo de espera gozosa de su retorno glorioso al final de los tiempos .
En oriente no existe un tiempo paralelo al adviento romano, sino únicamente algunos ritos preparatorios para las solemnidades navideñas, al estilo hispano-galicano. En la liturgia romana actual, el adviento tiene una duración de cuatro semanas: desde las primaras vísperas del domingo más próximo al 30 de noviembre hasta las primeras vísperas del día de Navidad, y está dividido en dos partes: la primera – teniendo también presente la Encarnación – conmemora la segunda venida del Mesías y se extiende hasta el 16 de diciembre; la segunda comprende desde el 17 al 24 de diciembre y se ordena de un modo más directo a preparar la navidad .
La significación de la teología del adviento se funda sobre tres venidas de Cristo: la primera, en la humildad de nuestra carne; la segunda, en la gloria y majestad como Señor de los hombres y de la historia; y la tercera sacramental o litúrgica, que situada entre ambos momentos, los actualiza. El adviento por eso es un tiempo fuerte de la esperanza cristiana; una esperanza que está orientada hacia la parusía final (primeras semanas) y hacia la celebración del nacimiento histórico de Cristo. (17-24 de diciembre) .
Durante el adviento, la Iglesia pone en nuestros labios las palabras ardientes, los gritos de ansiedad de los grandes personajes que a los largo de la historia santa han protagonizado más intensamente la esperanza mesiánica. Debemos recordad que la salvación mesiánica no es todavía una realidad plena, por eso esos protagonistas han sido hoy en día los portavoces en cuyo grito de ansiedad se encarna todo el ardor de la esperanza humana. Entre ellos está el profeta Isaías, Juan el Bautista y María la madre del Señor .
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